Desde los 15 años, he sido un apasionado de los negocios. Sin embargo, creía que esa era una senda solo para quienes tenían recursos, permitiendo que las opiniones negativas del entorno influyeran en mis creencias.

A los 18 años, me enrolé como voluntario en el ejército, donde aprendí a valorar la vida y descubrí un propósito más profundo. A punto de concluir mi servicio, enfrentamos una emboscada y sobrevivimos milagrosamente a la explosión de una bomba. Esa odisea me fortaleció aún más.

La vida me atrajo hacia deportes de alto impacto como Taekwondo, Crossfit, Ciclomontañismo y Kickboxing. Estas experiencias me enseñaron perseverancia, autocontrol, confianza en mí mismo y el poder de la acción.

Cada paso en mi vida fue un valioso aprendizaje y una experiencia que me moldeó. Mi deseo de emprender seguía ardiendo, y para financiar mis estudios universitarios, realizaba diferentes actividades comerciales. No veía obstáculos, solo oportunidades.

A los 25 años, fundé una empresa agropecuaria que me brindó éxito financiero y crecimiento personal. Desarrollé habilidades comerciales y de gestión que me destacaron en el sector. Sin embargo, un desastre natural destruyó mi infraestructura y enfrenté pérdidas devastadoras. Pero, como siempre, no había imposibles; la reconstruí.

Este revés me sumió en deudas y crisis financiera, incluso pasando hambre con mi esposa e hija. Vendí la empresa, pero no era la solución final. Entré en una depresión, ansiedad y temor, creando una realidad no deseada, y quedé bloqueado durante siete años.

La separación de mi esposa y la partida de mis hijos fueron golpes dolorosos. Pero en medio de la adversidad, cultivé resiliencia, desapego y el control de mi mente.

Aprendí que lo que define a una persona no son las circunstancias, sino su mentalidad. Escuchar la voz de mi espíritu me permitió desarrollar una visión de águila, enfrentando cualquier obstáculo con determinación y confianza.

Este viaje me ha llevado a comprender que, en la vida, no importa cuán difícil sea el camino, siempre puedo superarlo y derribar cualquier obstáculo con la mentalidad adecuada.

Transformé mi propósito en mi misión de vida. Me sumergí en el estudio y capacitación en negocios digitales y desarrollo personal en los últimos 7 años. Fue en este proceso de autodescubrimiento que encontré mi fórmula definitiva: E – P – A, que significa Esencia, Poder y Acción. Mi objetivo es ayudarte a reconocer cómo tu mente puede desviarte de tu verdadero camino y propósito, para que puedas conectarte con tu Espíritu de Águila.

“Una vez que nuestra mente está cómoda en nuestra forma, ya no anhelamos vivir la vida como nadie más que nosotros mismos”

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